Si me preguntas cuál es la película que más me ha marcado, no sabría decirte; son tantas… Pero, sin duda, hay una que tiene un hueco especial en mi memoria, y esa es El club de los poetas muertos, de 1989 y protagonizada por el actor, Robin Williams.
El cine es un generador de sueños, y durante toda mi vida e incluso en la actualidad, tengo presente un gran sueño; mi sueño.
Desde niño me han fascinado las películas de adolescentes o universitarios que se desarrollan en antiguos colegios o universidades, y en las que se reflejan épocas, inquietudes y conocimiento. Es un sueño, el de vivir esa etapa, que en mi caso no se cumplirá por razones de la naturaleza; sin embargo, citando a Walt Whitman: «no dejes nunca de soñar, porque sólo en sueños es libre el hombre».
Debemos volar, vivir el presente y dejar la nostalgia atrás. Lo que no significa olvidar el pasado; es más, debemos tomar conciencia de este para ser mejores personas y mejores soñadores. Como decía el protagonista de esta peli: Carpe Diem.
Y puedo decir que este romántico suscribe dichas palabras.
Santiago