Vamos a suponer que, como en la famosa novela de Julio Verne, pudiera dar la vuelta al mundo en 80 días. A diferencia de Fogg, yo no comenzaría en Londres, sino en Zaragoza, y parte del viaje lo pagaría con euros, no con libras. Eso sí, sería igual de aventurero y soñador que este personaje…
El viaje comenzaría en Zaragoza, pasando por las principales ciudades de España: Madrid, Barcelona, Valencia, Bilbao, Sevilla, etc. Después, atravesaría los Pirineos para llegar a Paris (Francia), y una vez vista la ciudad, cruzaría el Canal de La Mancha, hacía Londres. Volviendo a cruzar el Canal de La Mancha, me dirigiría a Berlín (Alemania), a Moscú (Rusia) y regresaría hacia Roma, ya en el Mediterráneo.
Después viajaría a Turquía, visitando la ciudad de Estambul, e iría hacia la ciudad egipcia de Alejandría y admiraría el Nilo, río sagrado. Desde allí iría hasta Israel y Palestina y me bañaría en el Mar Muerto. Después viajaría por Jordania, Siria, Irán, Irak y Kuwait.
Llegaría a La India con sus selvas y tradiciones, después iría a China. Allí conocería Hong-Kong, Shangai y el Tibet. El siguiente país que visitaría sería Japón. Allí conocería Tokio, capital del país nipón, y el impresionante Monte Fujiyama.
Después, atravesando el Océano Pacífico, llegaría a Hawai. Ahí comenzaría mi paso por el continente americano. Entraría por México, recorriendo el país, y por Tijuana, llegaría hasta San Francisco. De ahí en tren a Chicago y a Detroit, pero antes atravesando el Salvaje Oeste, y luego a Nueva York. Desde allí, iría al estado de Georgia, con la Coca-Cola, y a Florida, en el Sur, conociendo Miami, Disney World y el Parque Nacional de Everglades.
Desde allí, regresaría a Madrid, para volver a casa con la satisfacción de la aventura realizada.
RAPEGA